19 abril 2016.- Mientras los conflictos colectivos por despidos y por aumentos salariales crecen en forma exponencial, el Poder Ejecutivo está pensando medidas sociales que en su mayoría son de mediano plazo, o son ‘cataplasmas’ para el corto plazo. No hubo ni hay un plan para los que tienen menores ingresos aún cuando se esté pensando en uno, y ya la devaluación y los aumentos de precios más el ‘tarifazo’ están haciendo estragos.
Con ingenuidad que sorprende, desde la llegada del nuevo gobierno nacional hasta ahora, la declamación sobre ‘la pobreza cero’ no tuvo ninguna medida sólida, y al contrario, el flagelo de la inflación la incrementó en más de un millón de personas. Se experimentaron también algunas frustraciones, como la reforma del impuesto a las ganancias cuarta categoría que se quedó a mitad de camino, y la falta de medidas de atenuación del impacto en los incrementos de los productos de primera necesidad. A su vez, los aumentos de tarifas todavía no exhiben un plan de inversiones que mejore el escenario de la energía y del gas.
La otra afirmación temeraria ya fue la de un nivel inflacionario alentador del 25%, y su inclinación descendente a partir de marzo, que son ya sin dudas una quimera.
El Sindicato de Empleados de Comercio (Armando Cavalieri) firmó por un semestre 23% reservándose un reajuste en el segundo semestre, el Sindicato del Transporte (Raúl Fernández) acordaron el 29% por nueve meses reservándose una revisión para el último trimestre, bajo la consigna de la revisión cuando se conozca el curso de la inflación real.
La estimación oficial del 25% quedó atrás superada por los hechos, con un primer cuatrimestre que no será inferior al 18/20% acumulado, y la inflación no cede, al contrario, sigue en ascenso.
Antonio Caló (CGT legal), Luis Barrionuevo (Azul y Blanco) y Hugo Moyano (CGT paralela) reafirmaron que el aumento para el 2016 ya tiene un piso en el 32%.
El vehículo para luchar efectivamente contra la pobreza y la indigencia es a través de la inversión, el fomento de las actividades con mano de obra intensiva, y el desarrollo de las actividades con mayor valor agregado, como pueden ser la agroindustria, las actividades tecnológica vinculadas al desarrollo y a la creación de nuevos sistemas y subsistemas, y las exportaciones de productos estratégicos como alimentos elaborados y las comodities debidamente transformadas.
Pero los sectores más postergados necesitan ‘puentes’ que los relacionen a los grupos excluidos, para que estén en condiciones de empleabilidad, o sea, que puedan ingresar al mercado, en un mercado que a la vez debe ofrecer diversidad y multiplicidad de oportunidades.
Los puentes son de corto, mediano y largo plazo. Los de corto plazo son los incentivos para contratar trabajadores sin formación ni capacitación, a cargo de las empresas contratantes, con la continuidad de los planes sociales o su restablecimiento automático si el trabajador pierde su empleo. Estos planes deben contar con el apoyo de las empresas a través de acuerdos tripartitos, que permitan asegurar cupos mínimos.
Los de mediano plazo son la escuela dual, donde se combinan la escuela secundaria con la salida laboral en un arte, oficio o profesión. En estos casos, no solo el taller integra la currícula, sino que además, el mismo se puede desarrollar dentro de los talleres de los futuros empleadores.
En el largo plazo tenemos la educación terciaria especializada, en las artes oficios y profesiones más demandados, y de mejores perspectivas, según los requerimientos del mercado en cada zona de influencia.
La mayoría de las decisiones que implican una búsqueda de la mejora del mercado aplicable a todos sin diferenciación, no requieren de la aprobación de una ley, ya que con las normas vigentes, se puede resolver por decreto.
Con ello, se cierra el círculo de la llamada ‘pobreza cero’, basta por poner en marcha una batería de medidas, que brinden nuevas oportunidades, que generen confianza, y que cambien las expectativas del futuro.
Fuente: / cronista.com.ar