10 dic 2015.- El triunfo de Mauricio Macri trajo algo de alivio entre los directivos del sector automotriz. Pero, sobre todo, generó un importante cambio en las expectativas.
La posibilidad de liberar el cepo, volver a habilitar el giro de divisas, mejorar la competitividad cambiaria y dar respuesta a una deuda multimillonaria por importaciones ya realizadas -pero para las cuales el BCRA nunca habilitó los dólares- son algunos de los tantos puntos que más preocupan a los referentes de esta rama de actividad.
Sin embargo, en las últimas horas, prácticamente de lo único que se habla en las compañías es del eventual fin del “impuestazo” que hoy castiga a los 0Km.
La medida, que comenzó a regir a pleno en 2014, hizo que la industria protagonizara un histórico desplome, del que todavía no se logra recuperar.
“Tenemos conocimiento de que está en estudio retrotraer el tributo a los niveles de 2013. Es decir, se dejarían sin efecto los cambios que introdujo el kirchnerismo”, confirmó a iProfesional el presidente de una automotriz de origen europeo que accedió a dialogar bajo estricto off the record por la sensibilidad que genera el tema, justo en esta etapa de definiciones.
“Si esto llegara a concretarse, sería la mejor novedad en mucho tiempo. Significaría el puntapié inicial para que vuelva a despegar la industria automotriz”, completó.
En tanto, Diego Vignatti, director general de Nissan Argentina, se mostró categórico al afirmar que, de darse el fin del impuestazo “sería una noticia muy positiva, porque volvería a imponer orden en el mercado”.
“Esto propiciaría una baja automática en el valor de los 0Km de alta gama. Entonces, seactivarían las ventas y, como son los modelos que más rentabilidad dejan, esto permitiría a su vez que las automotrices vuelvan a subsidiar el precio de los 0Km más económicos”, expresó el directivo.
En su visión, “es una iniciativa que terminará beneficiando a todos los consumidores”.
Un golpe para importados y nacionales
Después de un 2013 con ventas récord -cercanas al millón de uinidades- y ante la preocupante falta de dólares, el Gobierno de Cristina Kirchner avanzó con profundos cambios en el polémico tributo, que llevó la alícuota del 10% vigente hasta ese momento al 30% y al50%, en el caso de las gamas más altas.
Sin embargo, en la práctica, la tasa real y efectiva terminó siendo de entre el 50% y el 100%.
Es decir, el gravamen hizo que se duplicara el valor al público de un amplio abanico de vehículos premium, pulverizando así la demanda.
Esto provocó un inmediato derrumbe del negocio de los autos de alta gama.
Además, complicó a muchas marcas, que pasaron de un récord de patentamientos a tener que achicar estructuras, cerrar concesionarios y a mantenerse en “piloto automático”.
El otro problema fue que la iniciativa tomada por Cristina Kirchner también comenzó a afectar a la industria nacional.
Sucede que, por la inflación y la consecuente suba de precios, todos los 0km se vieron empujados hacia arriba y el impuestazo terminó impactando en los segmentos medios, especialmente en las versiones más equipadas.
“Todo esto fue crítico, porque obligó a las compañías a tener que discontinuar la comercialización de las gamas completas y a tener que ofrecer unidades cada vez con menos equipamiento, lo que afectó a los usuarios”, afirmó Vignatti.
Lo paradójico es que, además de fallar en su objetivo de fomentar la producción local y limitar las importaciones, el cambio del tributo tampoco logró el otro fin que buscaba el kirchnerismo: conseguir más dólares para las arcas del BCRA.
“Fue un error garrafal: derrumbó las ventas, le sacó rentabilidad a la industria y el fisco terminó recaudando menos por el bajón en el nivel de patentamientos”, agregó el directivo de una terminal de origen estadounidense que pidió reserva de identidad.
Expectativa por los anuncios
Fuentes del Gobierno electo ya se comunicaron con los referentes del sector para empezar a trabajar contrarreloj en la revisión del impuesto.
Sucede que el 31 de diciembre próximo vence la última actualización de la base imponible que se había fijado en julio.
Las opciones son dos: renovar lo que rige hoy en día o directamente modificar la ley.
Esta última alternativa es la que tiene en mente el equipo del futuro Ministro de Producción, Francisco Cabrera.
Su objetivo es que el 1° de enero vuelva a estar vigente la alícuota del 10% y que el mercado recupere la normalidad que tenía hasta fines de 2013.
Por el lado del impacto fiscal que pudiera tener una decisión de este tipo no hay ninguna preocupación.
En efecto, quedó demostrado que el fuerte encarecimiento de los vehículos lo único que generó fue una baja de la recaudación, dado que pasaron a cobrarse menos impuestosinternos y aranceles de importación.
El tema que por estas horas capta toda la atención entre los funcionarios y técnicos del macrismo es la disponibilidad de dólares para poder brindarle al sector mayor previsibilidad.
La respuesta, aseguran desde las automotrices, estará en el desarme del cepo y en la posterior captación de fondos del exterior que refuercen las golpeadas reservas y que permitan hacer un “colchón” de divisas.
A partir de allí, esta industria y otras, como la electrónica, contarán seguramente con cuposcada vez más elevados de billetes verdes para bancar importaciones.
Claro que el fin del cepo también está atada a otra variable fundamental para la economía: el valor del tipo de cambio.
Una devaluación como la que palpita el mercado y que, según el consenso entre analistas, es la “más anunciada de la historia argentina”, indefectiblemente tendrá un impacto en losprecios (en pesos) de los vehículos, tal como ya sucedió a inicios de 2014.
En este juego de fuerzas, surge un interrogante: ¿un eventual salto del dólar podría terminar por anular o compensar cualquier baja en los valores de venta de los 0Km por el fin del impuestazo?
Al respecto, los directivos de las marcas con presencia fabril en el país y también importadoras son categóricos al afirmar que, por más que se avance con una depreciación del 20%, 30% o incluso 40%, los precios de los vehículos, principalmente los de alta gama, igual se terminarán abaratando.
Este movimiento descendente se daría tanto en dólares -dado que se eliminaría la distorsión generada por el impuesto- como en pesos.
Esto es así ya que se espera que la tasa de devaluación se ubique por debajo de las alícuotas efectivas aplicadas a los 0Km, del orden del 50% y 100%, las cuales quedarían suprimidas por el cambio en la normativa.
Los saltos de precios acumulados en los últimos años son más que evidentes:
- UnAudi A3, por ejemplo, que en 2013 costaba unos $180.000, según el listado de ACARA, pasó a cotizar a unos u$s78.000, lo que equivale -al tipo de cambio actual- a cerca de $750.000, es decir, cuatro veces más. /iprofesional.com