19 de Mayo de 2017. Mientras el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, ratificó que esa entidad, pese a tres meses complicados en materia de inflación, no modificará la meta anual del 17%, la vicepresidenta a cargo del Ejecutivo, Gabriela Michetti, pronunció ayer en voz alta lo que hace varios días el equipo económico viene insinuando por lo bajo: que la pauta del 17% es cosa del pasado, dada la evidente dificultad que el Gobierno tendrá para cumplir con una meta que el mercado ya hace rato puso en tela de juicio. Michetti conversó con El Cronista en su despacho de la Casa Rosada, poco antes de reunirse con el presidente ecuatoriano Rafael Correa. Y dijo: “Si bien es probable ya que no lleguemos al 17%, por lo menos va a estar en torno al 20%, que tampoco es una inflación en relación con lo que veníamos, nada despreciable en términos de tendencia a la baja para la proyección que queremos tener cuando en 2019 dejemos el país como queremos: con un dígito”.
La Vice también le reclamó al sector empresario una mayor contribución, “como hacen los más humildes y la clase media” para sacar adelante al país, al quejarse por “esa lógica adquirida de aumentar los precios por las dudas”.
Sobre las advertencias de algunos kirchneristas de que la Casa Rosada prepara un severo ajuste para después de octubre, se despachó: “No tienen autoridad moral después de haber dejado 30% de pobres en el mejor momento histórico de la Argentina”.
Los principales dirigentes de Cambiemos, desde Macri para abajo, están planteando las elecciones de octubre como una disyuntiva entre la continuidad del cambio y la vuelta al populismo. Después de casi año y medio de gestión, ¿no le parece que la gente espera evaluar resultados más que consignas?-Obviamente que en cada elección se evalúan resultados. La gente está exigiendo y no hay un discurso o un relato que gane por sí mismo. Pero sí creo que la obra pública en la calle, que es mucha, en este momento la mayor después de 50 años, y que llega muy claramente a la gente en situaciones cotidianas, desde la cloaca, el asfalto, la ruta que se arregla, los metrobuses y la conexión urbana en transporte público… Yo creo que todo eso la gente lo ve y dice: “estamos en un camino de evolución de lo que nosotros ponemos en impuestos en cosas que nos vienen bien”. Hay sectores de la economía, sobre todo del interior del país, a los que les está yendo muy bien. El campo, por ejemplo, pero con toda la agroindustria, no solo por el precio de la commoditie, hay una industria asociada que tiene que ver con maquinaria, autos, camionetas, herramientas… que son industrias pequeñas y medianas que les esta yendo muy bien, algunas han levantado el 80%. Después hay otros sectores salpicados de la economía que están teniendo un pequeño repunte, y otros a los que todavía nos les ha llegado. En un año y medio -que es en definitiva lo que la gente va a evaluar-, dada la situación que todo el mundo sabe en la que estaba la economía, sobre todo de las provincias como la de Buenos Aires… me parece que la gente está muy consciente de que el trabajo es un trabajo serio, para poner raíces al crecimiento de la Argentina.
¿Se puede cambiar estructuralmente a la Argentina en cuatro años, más cuando encima tenés elecciones cada dos?
-Diría que no es que el país va a cambiar en cuatro. Lo que va a pasar es que el país va a tener, si podemos continuar con este proceso de seriedad, saneamiento, sentido común, razonabilidad… Los países del mundo a los que le va bien, tendrán matices, pero todos más o menos hacen lo mismo. No es que hay una gran dispersión como en el siglo XX, como en una época de la guerra fría y posterior, que todavía quedaban los más reguladores, los menos reguladores, hoy todos los países a los que les va bien hacen la presencia del Estado en aquellos lugares donde tienen que hacerla, que es igualación de oportunidades, educación de calidad, salud pública de calidad, seguridad, justicia, y después el resto es facilitar a la sociedad que crezca con la iniciativa privada y genere riqueza, porque esa riqueza te permite tener recursos para estos ámbitos. No hay mucha magia para hacer y estos cuatro años, si no tomamos atajos, que es el verdadero desafío que tenemos, vamos a dejar un país en 2019 que va a estar en condiciones de decir ahora sí hay raíz para el crecimiento de 25 años, sin caerse uno solo. Como hace Australia, todos los años creció. Tuvo la raíz para eso.
Al Gobierno le está resultando difícil generar confianza en que ese proceso va a ser permanente para atraer inversiones y convencerlas de que el populismo no vuelve…
– En términos de las inversiones anunciadas, y las que ya están operativas, no es que no hay nada, porque pareciera que les falla el tema de la inversión, y no. La inversión están creciendo y está creciendo claramente en relación a lo que teníamos en años anteriores, que directamente había desaparecido. En los siete países que visite el año pasado, ya tenemos puestos operativos en la Argentina más de u$s 3000 millones de inversión. Y otro tanto que se van sumando de a poco. Y el Presidente ha hecho otro tanto. En el total de inversiones anunciadas hay 50.000 millones para los cuatro años. Me parece que para traer más, que es verdad lo que decís, porque me pasa a mí, estos más de 3000 millones están, pero otro tanto, o mucho más, es el que me dice: “¿Es verdad que van a seguir así, que éste es el proceso que la Argentina va a continuar? ¿Y qué va a pasar en octubre?”. El fortalecimiento del proceso en octubre, si podemos ganar esas elecciones, va a ser fundamental, porque muchos empresarios nacionales y extranjeros están mirando eso. Porque hay una diferencia entre un cambio que propone un gobierno y un partido y un grupo de dirigentes, que están convencidos que hay que ir para ese lado, a que una mayoría de la población también lo quiera y lo haya decidido. La elección de octubre es importante para confirmar si realmente la Argentina en su gran mayoría de ciudadanos ha decidido tomar este camino.
Fuente: /cronista.com.ar