19-NOV-2013 La preocupación por la inflación no es nueva en la jefa del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Desde hace más de un año hay testimonios en riguroso off the record por parte de otros funcionarios del Gobierno que la han visto discutir a los gritos con Guillermo Moreno, quien niega la suba de precios y la acusa de “comerse las mentiras de Clarín”.
Lo que parece haber cambiado ahora es que las pruebas del daño electoral que le causó al oficialismo la suba generalizada de precios comienzan a emerger.
Por ejemplo, tras el fracaso en las PASO el Gobierno decidió aliviar de la tremenda presión del impuesto a las ganancias a los asalariados de más bajos ingresos, que presumiblemente eran votantes que había perdido. Y el Índice General de Expectativas Económicas (IGEE), que miden la UCA y TNS Gallup, pareció darles la razón a las autoridades. En septiembre mejoró. Como lo había hecho en agosto anterior, por efecto de una medida similar que desgravó al medio aguinaldo. Pero el mismo indicador muestra que toda la mejora de expectativas se desmoronó justo antes del comicio de octubre. Las razones parecen ser claras: crecientes preocupaciones por la inflación y la desocupación, que por primera vez en mucho tiempo comienzan a competir con la preocupación por la inseguridad. Y el nivel de pesimismo sobre la situación económica volvió a aproximarse a los peores registros del año: 43% de los argentinos consideran que las cosas están mal o muy mal.
La medición, que se conocerá en los próximos días y a la que accedió LA NACION, muestra que las expectativas se desplomaron 3,7% en octubre, después de haber crecido en agosto y septiembre por los mencionados alivios en el impuesto al trabajo antes mencionados.
Pero la encuesta, hecha entre el 17 y el 25 de octubre con 1016 entrevistas en población de 18 y más años de edad con alcance nacional, mostró que la carrera entre precios y salarios había sido perdida por estos últimos. Las medidas que aumentaron el ingreso disponible de una franja de la población supuestamente propensa a volver a votar al Gobierno deberían darse todos los meses para poder luchar contra la permanente inflación.
En octubre, todos los componentes del IGEE cayeron: el que evalúa la situación presente retrocedió 3,3%, el que valora el futuro descendió 1,3% y la valoración de la oportunidad para comprar electrodomésticos registró una baja del 6,5%. Con todo, el IGEE general quedó 4,2% por encima del nivel de octubre de 2012.´
El indicador alcanzó un valor récord de optimismo justo en el mes en que Cristina Kirchner fue reelegida con el 54% de los votos, pero luego, con las inmediatas medidas de cepo a las importaciones, la prohibición de venta de divisas para atesorar, los impuestos a los gastos en el exterior y la restricción a la venta de moneda extranjera para turismo más la quita de subsidios y las restricciones tarifarias, comenzó a caer fuertemente.
En octubre pasado también fue notable que ha crecido la preocupación de la ciudadanía por la inflación y el desempleo. Desde hace años, cuando se pregunta cuál es el principal problema del país, la respuesta que ocupa el primer lugar es la inseguridad. Pero en octubre descendió en favor justamente de la suba de precios y la falta de trabajo.
En octubre de 2012, uno de cada tres argentinos (33%) ponía primero la falta de seguridad. El mismo porcentaje que cuando Cristina Kirchner fue reelegida. Pero en octubre pasado ese porcentaje bajó al 28%. Si en octubre de 2011 sólo 6% ponía en primer lugar la suba generalizada de los precios, el mes pasado trepó a casi el doble: 10%. En la reelección de la Presidenta sólo 5% le daba el primer lugar a la falta de trabajo; en octubre último llegó a 10 por ciento.
El informe asegura que la preocupación por la inseguridad predomina en todos los segmentos sociodemográficos y es mayor entre las mujeres, entre los mayores de 65 años y en el conurbano bonaerense. Probablemente jugó un papel más importante que la inflación en el conurbano para aportarle votos a Sergio Massa. Porque allí además la opinión negativa sobre la marcha de la economía alcanza menores porcentajes que en la ciudad de Buenos Aires y que en el resto del país.
Si se lo divide por clases sociales, el pesimismo económico alcanza los valores más elevados en los niveles altos y entre las mujeres. El promedio general es del 43%, que cree que la situación actual es mala o bastante mala. Pero en las clases altas llega al 62%, y entre las mujeres, al 47% por ciento..
/ fuente: lanacion.com.ar
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