24 feb 2017.- The Economist Intelligence Unit (EIU), el think tank de la principal revista de economía y finanzas del mundo prevee para la economía argentina un año de crecimiento a pesar de las elecciones de medio término. El PBI tendrá un crecimiento que rondará el 2,8 por ciento. Su principal motor llegará en el segundo y tercer trimestre. Los motores serán varios.
En primer lugar, un agro que será más competitivo gracias a las correcciones de 2016, y logrará seducir a un creciente caudal de inversión extranjera directa. Otros rubros son telecomunicaciones y banca, que se beneficiarán de la mejora en el acceso al financiamiento. A su vez, Oil&Gas iniciaría un despegue, tras las mejoras regulatorias, en particular en cuanto a los cambios en los acuerdos laborales, y al potencial que irradian las reservas de recursos no convencionales. Se suma la necesidad de mejora, que espera en la obra pública cómo motor de inversión.
En la antesala del evento que organiza The Economist para el 8 de marzo, en el Hotel Alvear de Buenos Aires, Fiona Mackie, analista principal para la región de América latina y el Caribe, anticipó la visión que se debatirá en el evento el cual Revista Apertura y El Cronista Comercial participan como media partner. “Los avances que vemos en el último año impresionan, considerando el desastre (sic) que heredó la administración de Mauricio Macri”, disparó la analista en conferencia web desde Londres. Resaltó así los lastres de una demanda agregada inflada artificialmente, generando una inflación creciente, con una falta de oferta, limitada por cuellos de botella productivos y un intercambio comercial inexistente. Ante esa situación, Mackie reconoció: “Lo principal se hizo en apenas 16 meses. El año pasado sirvió para poner las cosas en orden. Pero, evidentemente, queda mucho por hacer y la tarea llevará varios años todavía”.
Con los primeros deberes hechos, el reto del año que arranca pasará por saber avanzar principalmente en el frente tributario. “La carga impositiva que tiene la economía argentina es hoy su principal desafío. Y si bien el nuevo ministro de Economía (N.d.R: Nicolás Dujovne) es reconocido como un halcón en la materia, reducir el déficit fiscal será el reto para este año”, proyectó Mackie. “Es un tema muy sensible y requiere también del trabajo conjunto con las administraciones provinciales. Sin embargo, las economías regionales están en una situación financiera muy delicada. Si bien Macri demostró buena cintura para lograrlo, avanzar requerirá de mucha habilidad”, agregó.
A los retos sumó: lograr mantener la inflación por debajo de la marca del 20 por ciento, ampliar el acceso al financiamiento con tasas de interés en baja pero controlada y reducir el impacto de las paritarias. Como año político que es 2017, Mackie destacó al respecto las elecciones de medio término. En The Economist consideran, sin embargo, que más que la propia actuación de Cambiemos será clave el accionar del peronismo como variable a tener en cuenta. Más allá del resultado final, el Gobierno es percibido como sólido, en el camino de aprendizaje que estuvo recorriendo en el último año. Uno de los puntos más fuertes es la introducción de varias leyes a pesar de hacerlo en minoría. “Por eso, más allá de la incógnita no creemos que le vaya mal al Gobierno”, indicó la analista en su presentación.
Tampoco el nivel de endeudamiento público y privado supone un factor de riesgo, consideran en el think tank con sede en Londres. “Si bien el nivel alto, está controlada y no vemos que se vaya a salir de control como ocurrió en Brasil. La principal vulnerabilidad en ese sentido la vemos en el nivel de las reservas internacionales contra el PBI. Ahí, claramente la Argentina tiene que hacer más pero vemos al Gobierno con una política enfocada en ese sentido”, indicó Mackie. En esa relación, la estadística muestra a la Argentina hoy al final de la lista que compara las economías regionales.
Como vital consideran en el think tank británico para el mediano plazo el desarrollo del sector bancario y el acceso a un mejor nivel de financiación. “El nivel de crédito privado contra el producto es simplemente demasiado bajo. Hay necesidad de que crezcan los depósitos y así la disponibilidad de financiación. Aquí hay mucho espacio para crecer e impulsar la economía. El rubro de los depósitos en moneda extranjera da una idea de eso”, agregó la analista.
En infraestructura, la novedad del régimen de asociación público privada es uno de los activos más fuertes para aprovechar. “El sector es el motor obligado para una economía como la Argentina que hasta 2014 mostraba un nivel menor al de Venezuela. El primer paso se logró con las oportunidades de financiación que generó el Gobierno con organismos multilaterales en el pasado ejercicio. Ahora, hace falta que el sector privado aumente su participación y para ello el acuerdo del nuevo régimen público privado es un muy buena base”, indicó Mackie.
Entre los retos externos, las proyecciones de The Economist anticipan dos factores a tener en cuenta para este y el próximo año: un estancamiento de China como principal inversor en la región de América latina y la incertidumbre que llega desde EE.UU. “En el caso de China, esperamos un enfriamiento de su propia economía que podría repetir el impacto que generó en 2015 en las economías de América latina que tienen a ese país como principal destino de sus exportaciones”, comentó Mackie. Más esperanza genera Brasil. El mayor socio comercial de la Argentina estaría volviendo a crecer aunque de forma reducida, apoyado principalmente en una inversión extranjera directa que por el momento equilibra el déficit fiscal.
Más allá de 2017
En el mediano plazo, la economía local pueda esperanzarse con un crecimiento de 3,6 por ciento para 2018, y 2,7 por ciento en 2019, convirtiéndose así en uno de los motores de la región. De seguir el Gobierno con los cambios estructurales y con el foco puesto en afianzar la confianza generada en su primer año de gestión en el mercado internacional, para el año próximo año, EIU proyecta una tasa de inflación del 12,8 por ciento para el próximo año, alcanzando 9,3 por ciento en 2019.
Para la analista en el próximo lustro. La Argentina puede esperanzarse incluso de opacar el recorrido que mostró Chile en los últimas décadas. La razón: la escalabilidad de sus recursos. “Todo pasa por mejorar la confianza y mantener el foco puesto en las reformas estructurales. En ese sentido el Gobierno tiene que seguir apostando por la innovación, el capital humano, porque a futuro no se tratará de incorporar más mano de obra por más joven que sea”, resaltó Mackie. “El motor tiene que ser y pasa por lograr una mayor productividad”, resumió.
Fuente: /apertura.com.ar